Experimento Ruso del Sueño - Creepy.day - Tu web de terror!

Durante mucho tiempo el Experimento Ruso del Sueño fue uno de los Creepypastas más populares y difundidos por internet, es tan notorio por lo espeluznante de su contenido como por su aparente credibilidad. Hasta la fecha existe una gran cantidad de artículos escritos sobre la historia que intentan investigar su validez o desacreditarla como un engaño, algo que habla no solo de la efectividad del relato, sino también de las ansiedades sociales más profundas a las que apela.

Quienes desconocen el El Experimento Ruso del Sueño deben tener en cuenta que trata sobre experimentos llevados a cabo en sujetos humanos por parte del gobierno y el ejército soviético tras la Segunda Guerra Mundial. El experimento, aparentemente destinado a explorar los efectos de la privación del sueño en el cuerpo humano, se utilizó para probar un nuevo gas capaz de mantener despiertas a las personas durante días enteros.

El “informe” documenta la degeneración de los individuos sometidos al experimento, comúnmente conocidos dentro de la comunidad Creepypasta como 'Los Sujetos de Prueba', también los horribles resultados de esos experimentos y las criaturas dementes, casi subhumanas o demoníacas, que dan como resultado a la condición inhumana a las que fueron sometidas los sujetos de prueba en el tiempo aproximado que fueron expuestos al gas tóxico que los mantenía despierto durante días, perdiendo toda capacidad de raciocinio, cordura y rastro humano.

El Relato Original


En la década de 1940, investigadores rusos mantuvieron despiertos a cinco individuos durante quince días utilizando un gas estimulante experimental. Los sujetos fueron encerrados en una cámara sellada para controlar cuidadosamente su consumo de oxígeno, de modo que el gas no los matara, ya que era tóxico en altas concentraciones.

Esto ocurrió antes de que existieran las cámaras de circuito cerrado, por lo que solo contaban con micrófonos y pequeñas ventanas de cristal de 12 centímetros de espesor para observarlos. La cámara estaba equipada con libros, catres sin sábanas, agua corriente, un inodoro y suficiente comida seca para alimentar a los cinco durante más de un mes.

Cámara de gas - experimento ruso del sueño - www.creepy.day

Los sujetos de prueba eran prisioneros políticos, considerados enemigos del Estado durante la Segunda Guerra Mundial, d
urante los primeros cuatro días, todo marchó bien, apenas se quejaban, ya que se les había prometido falsamente que serían liberados si completaban el experimento sin dormir durante treinta días. Sus conversaciones y actividades eran monitoreadas, y se observó que continuaban hablando de experiencias traumáticas de su pasado, el tono general de las conversaciones se volvió más oscuro después del cuarto día.

El quinto día comenzaron a quejarse de las circunstancias que los habían llevado a su situación y a mostrar una paranoia severa. Dejaron de hablar entre ellos y comenzaron, alternativamente, a susurrar a los micrófonos y a las ventanas de observación. Curiosamente, todos parecían creer que podían ganarse la confianza de los investigadores del experimento delatando a sus compañeros, es decir, a los otros sujetos de prueba cautivos con ellos.

Al principio, los científicos sospecharon que esto era un efecto del gas mismo. Después de nueve días, el primero de ellos comenzó a gritar. corrió por toda la cámara, gritando a todo pulmón durante tres horas seguidas. Continuó intentando gritar, pero solo pudo producir chillidos débiles. Los investigadores supusieron que se había desgarrado las cuerdas vocales, lo más sorprendente fue cómo reaccionaron los otros cautivos que continuaron susurrando a los micrófonos, hasta que el segundo comenzó a gritar también.

Los dos sujetos que aún no gritaban tomaron los libros, arrancaron las páginas, las untaron con sus propias heces y las pegaron calmadamente sobre las ventanas. Los gritos cesaron y los susurros también.

Tres días más pasaron sin sonido alguno, los investigadores revisaban los micrófonos cada hora, convencidos de que no era posible que cinco personas estuvieran completamente en silencio. Sin embargo, el consumo de oxígeno en la cámara indicaba que los cinco sujetos de prueba seguían vivos; de hecho, consumían la misma cantidad de oxigeno de personas sometidas a intenso ejercicio físico.

En la mañana del decimocuarto día, los investigadores decidieron hacer algo que habían prometido no hacer, usar el intercomunicador para provocar una respuesta y anunciaron lo siguiente:

Vamos a abrir la cámara para probar los micrófonos. Aléjense de la puerta y recuéstense en el suelo o serán disparados. Cumplir las órdenes les garantizará la libertad inmediata a uno de ustedes.

Para su sorpresa, una sola voz en tono tranquilo respondió:

Ya no queremos ser liberados.

Un acalorado debate se desató entre los científicos y los militares que financiaban el proyecto, eran incapaces de obtener más respuestas mediante el intercomunicador, finalmente decidieron abrir la cámara a medianoche del día quince.

El gas estimulante fue purgado y reemplazado por aire fresco. Inmediatamente, las voces en los micrófonos comenzaron a gritar, suplicando que volvieran a encender el gas, como si estuvieran rogando por la vida de un ser querido.

Los soldados entraron y lo que encontraron dentro los hizo gritar tanto como los sujetos de prueba, ya que, cuatro de los cinco seguían vivos, aunque ninguno podría considerarse realmente vivo. Las raciones de comida después del quinto día ni siquiera habían sido tocadas, había trozos de carne del sujeto muerto cortados de sus muslos y pecho atascados en el drenaje del piso, bloqueándolo y permitiendo que se acumularan varios centímetros de agua.

No se determinó cuánta de esa agua era en realidad sangre, los cuatro sobrevivientes presentaban grandes áreas de piel y músculo arrancadas, las huellas y fracturas en sus dedos indicaban que esas heridas habían sido infligidas con las manos, no con los dientes, como se pensó inicialmente.

El análisis posterior mostró que, casi con certeza, las lesiones eran autoinfligidas, los órganos abdominales por debajo de las costillas habían sido removidos aunque el corazón, los pulmones y el diafragma permanecían intactos, la piel y la mayoría de los músculos del torso habían sido arrancados, dejando los pulmones expuestos a través de la caja torácica.

Todos los vasos sanguíneos y órganos permanecían conectados, simplemente estaban extendidos por el suelo, alrededor de los cuerpos eviscerados pero aún vivos. El tracto digestivo seguía funcionando, digiriendo carne humana, pronto se comprobó que estaban comiendo su propia carne, desgarrada durante días.

La mayoría de los soldados eran de fuerzas especiales rusas, pero incluso ellos se negaban a entrar nuevamente para retirar a los sujetos.

Los sobrevivientes gritaban que los dejaran dentro, rogando y exigiendo que el gas fuera reactivado, por miedo a quedarse dormidos. Cuando finalmente intentaron sacarlos, los sujetos ofrecieron una resistencia salvaje.

Un soldado murió cuando uno de ellos le arrancó la garganta; otro resultó gravemente herido cuando un sujeto le arrancó los testículos y le desgarró una arteria de la pierna con los dientes. Cinco soldados más morirían después, algunos por suicidio en las semanas siguientes.

Durante la lucha por no salir de la cámara de gas, uno de los cuatro sobrevivientes sufrió la ruptura del bazo y murió desangrado, inicialmente intentaron sedarlo, pero fue imposible. Se le inyectó más de diez veces la dosis humana de un derivado de morfina, y aun así siguió luchando, rompiendo las costillas y un brazo de uno de los doctores. Su corazón siguió latiendo durante dos minutos después de que había perdido tanta sangre y se determinó que solo circulaba aire por sus venas, incluso después de detenerse, el cuerpo siguió moviéndose y gritando durante tres minutos más, repitiendo una palabra una y otra vez;

Más… más…

hasta que su voz se extinguió.

Los tres sujetos restantes fueron fuertemente inmovilizados y trasladados a una instalación médica. Los que aún conservaban las cuerdas vocales intactas no dejaban de suplicar que se les administrara el gas, rogando que no los dejaran dormir, el más herido de los tres sujetos fue llevado al único quirófano operativo del complejo, es ahí que durante la preparación para reimplantarle los órganos en su cavidad corporal, se descubrió que era efectivamente inmune a los sedantes administrados.

Luchó con furia contra sus ataduras cuando intentaron anestesiarlo con gas y consiguió desgarrar casi por completo una correa de cuero de diez centímetros de ancho, a pesar de que un soldado de más de noventa kilos de peso sostenía su brazo. Solo una cantidad ligeramente mayor de anestesia que la normal logró hacerlo perder la conciencia, pero en el instante en que sus párpados se cerraron, su corazón se detuvo.

En la autopsia se descubrió que su sangre contenía el triple del nivel normal de oxígeno.

Los músculos aún adheridos a su esqueleto estaban desgarrados y se habían fracturado nueve huesos, debido a la fuerza ejercida por sus propios músculos en la lucha por no ser sometido.

El otro superviviente había sido el primero en gritar.

Con las cuerdas vocales destruidas, no podía hablar ni pedir nada; solo sacudía la cabeza violentamente en señal de desaprobación cuando acercaban el gas anestésico, pero asintió cuando alguien sugirió, practicar la cirugía sin anestesia.

Durante las seis horas de operación mientras le devolvían los órganos al interior del cuerpo y trataban de cubrirlos con los restos de su piel no mostró reacción alguna, el cirujano declaró repetidas veces que, médicamente, debía ser imposible que el paciente siguiera vivo.

Una enfermera aterrorizada juró que lo vio sonreír varias veces, cada vez que sus ojos se encontraban con los de ella.

Cuando la cirugía terminó, el paciente miró al cirujano y trató de hablar, rápidamente el médico pidió papel y lápiz para que el sujeto escribiera su mensaje que contenía solo dos palabras:

Sigue cortando.

Los otros dos sujetos fueron operados de igual manera, también sin anestesia, aunque bajo la aplicación de un paralizante temporal, aún así el cirujano consideró imposible continuar mientras los pacientes reían incontrolablemente durante la intervención.

Una vez paralizados, solo podían seguir con los ojos a los investigadores, pero el efecto del paralizante desapareció inusualmente rápido, y pronto intentaron escapar de sus ataduras. Cuando pudieron hablar, volvieron a pedir el gas estimulante.

Los científicos les preguntaron por qué se habían herido a sí mismos, querían entender por qué habían arrancado sus entrañas, y por qué querían tanto que les administraran el gas otra vez a lo que respondió:

Debo permanecer despierto.

Los tres sujetos fueron nuevamente inmovilizados con refuerzos adicionales y devueltos a la cámara de contención, mientras se decidía qué hacer con ellos, algunos investigadores, temiendo las consecuencias de su fracaso ante sus superiores militares, consideraron la posibilidad de aplicarles la eutanasia. Sin embargo, el oficial al mando un exagente de la KGB vio potencial en continuar y ordenó que fueran expuestos de nuevo al gas.

Aunque los científicos no se encontraban de acuerdo con la nueva decisión tomada por el exagente de la KGB nada pudieron hacer ya que, sus opiniones y comentarios no eran tomados en cuenta en ese momento.

En preparación para el nuevo encierro, los tres fueron conectados a monitores de electroencefalografía (EEG) y se reforzaron las sujeciones para un confinamiento prolongado. Para sorpresa de todos, dejaron de resistirse tan pronto como escucharon que volverían a respirar el gas. En ese punto, todos mostraban un enorme esfuerzo por mantenerse despiertos, incluso uno de ellos tarareaba sin cesar.

El sujeto mudo tensaba alternativamente las piernas contra las correas, buscando mantenerse alerta.

El tercero mantenía la cabeza erguida sobre la almohada, parpadeando con rapidez.

El primero conectado al EEG mostró patrones cerebrales normales al principio, pero ocasionalmente su actividad se aplanaba por completo, como si muriera clínicamente y luego regresara.

Mientras los científicos observaban las líneas impresas del monitor, una enfermera notó que el sujeto cerró los ojos y su cabeza cayó al cojín, en ese instante, sus ondas cerebrales se tornaron en las de un sueño profundo, luego se aplanaron por completo, su corazón se detuvo simultáneamente.

El último sujeto que podía hablar comenzó a gritar que lo sellaran dentro de la cámara de inmediato. Sus ondas cerebrales mostraron el mismo patrón de muerte cerebral provocado por el sueño, para esto el comandante ordenó sellar la cámara con ambos sujetos y tres investigadores dentro.

Uno de los tres investigadores sacó su arma, le disparó al comandante a quemarropa en la frente, y luego mató al sujeto mudo con otro disparo. Apuntó su arma al último sujeto, aún atado a la cama, mientras el resto del personal huía aterrorizado y gritó:

¡No pienso quedarme encerrado aquí con esas cosas! ¡Ni contigo!

seguido del grito exigió saber;

¿Qué eres tú?, ¡Debo saberlo!

El sujeto de prueba sonrió y respondió: .

¿Lo has olvidado tan pronto?, somos tú, somos la locura que se esconde dentro de todos ustedes, suplicando ser liberada a cada instante, en lo más profundo de tu mente animal, somos aquello de lo que huyes cada noche en tu cama, somos lo que adormeces con químicos y sueño para mantenernos en silencio, mientras te refugias en ese paraíso nocturno al que nosotros no podemos entrar.

El investigador disparó directamente al corazón del sujeto. El EEG se aplanó mientras el prisionero murmuraba con su último aliento:

Tan.. cerca.. de ser libres..

Apariencia y Orígenes


Existen numerosas imágenes asociadas con al Experimento Ruso del Sueño, aunque se trata más de un evento que de un personaje en particular. Sin embargo, hay una imagen que se ha convertido en la más reconocible entre los fanáticos: una figura humanoide, demacrada, mirando fijamente a la cámara, el rostro presenta ojos hundidos, pómulos sobresalientes y una sonrisa grotesca, forzada por la delgadez extrema.

El retrato, en blanco y negro, parece auténtico por su apariencia antigua, afortunadamente, la imagen es falsa, no muestra un ser humano, sino un adorno de Halloween llamado “Spasm”, creado en 2005 por Morbid Enterprises.

En cuanto al origen del relato, existen discrepancias ya que, algunas fuentes atribuyen su primera aparición a un usuario conocido como Orangesoda, quien lo publicó en el sitio Creepypasta el 10 de agosto de 2010.

Otros rastrean su origen a una entrada del 8 de agosto de 2009 en el blog Rip747 WordPress, señalando también una publicación en los foros de Bodybuilding.com por un usuario llamado Falconpunch el 20 de agosto de 2009, lo que antecedería al post de Orangesoda.

El autor del blog Rip747 afirmaba que la historia le había sido compartida por su hermano, lo que podría ser un recurso narrativo, aunque algunos lo interpretan como evidencia de que el texto circulaba incluso desde mucho antes.

Se ha atribuido erróneamente la autoría a la escritora británica Ice, quien publicó una novela titulada The Russian Sleep Experiment. Ella misma aclaró que se inspiró en la leyenda, pero que no fue su creadora original.

Tras la publicación de Orangesoda en 2010, se creó una página dedicada en el sitio Creepypasta el 16 de agosto de ese año. La historia fue narrada en voz alta en el canal MrCreepypasta en noviembre de 2011.

Después, en octubre de 2012, se volvió viral al ser compartida en /r/wtf de Reddit, y en marzo de 2013 obtuvo su propio dominio: RussianSleepExperiment.com.

El 1 de octubre de 2013, el canal IReadCreepyPastas subió un video narrando el cuento acompañado de imágenes en blanco y negro, el cual alcanzó más de once millones de visualizaciones en su primer año.

Influencias y Temores Ocultos


Los estudiosos del folclore que han analizado El Experimento Ruso del Sueño coinciden en que su impacto se debe tanto a su verosimilitud como a las ansiedades colectivas que evoca: el miedo a los horrores de la guerra, a los abusos científicos y a la deshumanización bajo regímenes totalitarios.

A lo largo del género Creepypasta, las historias que involucran experimentos suelen asociarse con la Alemania nazi o la Unión Soviética, símbolos culturales del terror científico y la crueldad institucionalizada.

Influencias Reales



Lo que hace que El Experimento del Sueño Ruso resulte tan perturbador es su cercanía con la realidad, aunque ha sido ampliamente desacreditado, su fuerza proviene del hecho innegable de que atrocidades similares sí ocurrieron.

El relato sitúa sus eventos a finales de los años 40, muy cerca de las atrocidades del Holocausto y otros experimentos médicos reales llevados a cabo en seres humanos, aunque exagerada hasta lo monstruoso, la imagen del supuesto “sujeto del experimento” resulta inquietantemente plausible: sus ojos hundidos y mejillas vacías recuerdan a las víctimas reales de los campos de concentración. Asimismo, al considerar los experimentos médicos nazis como los realizados por Josef Mengele, que llegó a coser gemelos vivos entre sí, se entiende por qué muchos lectores encuentran el cuento difícil de descartar por completo.

En última instancia, El Experimento Ruso del Sueño sigue siendo una de las creaciones más impactantes del terror moderno, no solo por la potencia de su ficción, sino porque roza demasiado cerca de la verdad más horrorosa; que el verdadero monstruo es el ser humano.. si es que confiamos de manera objetiva de que todo esto es ficción, cuando es evidente de lo que puede ser capaz el ser humano.